La carrera de Miguel Álvarez se fue a pique después de pasar por Barcelona, pero él sigue guerreando con escudo y espada para regresar al máximo nivel.
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| Miguel Álvarez estuvo en Barcelona en el 2017. |
Su querido Chone lo ha vuelto a cobijar y en sus calles transita con la fantasía de estar en uno de los mejores clubes del país. La ilusión no la pierde, es lo que lo mantiene despierto. Va al gimnasio de Bonard García (ex arquero profesional) y bajo el mando de él trata de no perder la condición física.
Acepta disputar los torneos barriales de fútbol a los que lo invitan. Va a jugar sin importar lo humilde que sea el equipo. Ya no se encuentra con grandes estadios, infraestructura de primer nivel, ya no está bajo la mirada de una hinchada enorme, ya no hay ni fotos ni firmas, hoteles cinco estrellas, ya no vive en la burbuja. Álvarez ha vuelto a la realidad. Se volvió a topar con los orígenes, en los que se patea la pelota porque sí, por la pasión al fútbol, con canchas que parecen más potreros que canchas y con panas del barrio como compañeros.
Lo que él pretende es seguir con ritmo de competencia y estar listo para el momento en el que se presente alguna oportunidad. Sigue ahí. Confía que vendrán días mejores y no baja la mirada. "Primera vez que me pasa esto de estar sin equipo y es feo la verdad", declaró. El fútbol es así, a veces parece que no hay techo por tocar y en otras te golpea tan fuerte que te deja en el piso. Álvarez lo vive en carne propia.
MIGUEL ÁLVAREZ SE FORMÓ EN LAS CANTERAS DEL MANTA FC
El zaguero central recuerda que estaba disputando la Copa El Diario y representaba a Chone cuando tenía 15 años. El periodista Marino Vélez quedó sorprendido por sus condiciones futbolísticas y le dijo que si quería hacer las pruebas en la Sub-16 del Manta FC. Miguel tuvo el visto bueno y se quedó en el equipo. Dejó su casa y se fue a vivir a Manta. Destacaba con su club. Las cosas iban bien. Después fue ascendido a la Sub-18 y de repente ya estaba en el equipo de mayores. Además, perteneció a la preselección de Ecuador Sub-19.
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| Álvarez (25) en un entrenamiento con el Manta FC. |
Tuvo un buen desempeño en el cuadro principal de los "atuneros". Acaparó las miradas de Barcelona y lo ficharon en 2017, a sus 21 años. La carrera de Álvarez creció como espuma y disfrutaba ese dulce momento: "La felicidad que tenía era enorme porque es un equipo grande. Sabía que tenía una gran responsabilidad", expresó. Pero se encontró con una competencia peliaguda como Darío Aimar, Xavier Arreaga y el colombiano Jefferson Mena, y no se pudo consolidar en el equipo que era comandado por Guillermo Almada.
Lo enviaron a las reservas y tampoco logró abrirse camino. Incluso, Álvarez estuvo en la lista de inscritos para jugar las semifinales de Copa Libertadores 2017 frente a Gremio, pero no se le dio la oportunidad: "Si no mal recuerdo, creo que sólo jugué en la Noche Amarilla y en las reservas", comentó.
Miguel dijo con la mano en el corazón que tenía que ser más fuerte en la parte mental para soportar todo aquello: "Tenía la mente muy débil. Yo en el Manta siempre jugaba y en Barcelona me tocó algo diferente. Debía estar más firme con mis objetivos", declaró. Cree que aquel detalle no le permitió asentarse en el equipo.
Ante la impotencia de no tener minutos, en 2018 decidió irse a préstamo a Puerto Quito para jugar en la Serie B. En la temporada 2019 estuvo en la Grecia de Chone para disputar el torneo de Ascenso y en este 2020 perteneció al Esmeraldas Petrolero.
En este momento se está preparando en solitario: "Después te pasa factura si no haces nada", manifestó el defensa de 25 años. Trabaja la parte física y la técnica. En la actualidad no tiene un agente que lo represente. Es jugador libre.
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| Álvarez trata de mantenerse activo para no perder ritmo de competencia. |
Su motor es la familia, quien lo empuja cuando cree que ya no puede. Por ahora se encuentra en conversaciones con el Manta, pero no es algo seguro; también con el Colorados Tezuka de Santo Domingo.
Álvarez dice que es como si estuviera empezando de cero.
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