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Jefferson Lara: el multicampeón con Liga de Quito tiene un duelo pendiente en la Serie A

Jefferson Lara tiene tres títulos internacionales y uno nacional. Con Liga de Quito fue campeón de Copa Libertadores, de Copa Sudamericana y de Recopa Sudamericana. Hace unos días obtuvo un nuevo logro: el Ascenso a la Serie B con el Cumbayá. Además, se quedó con las ganas de tener otra medalla: la de vicecampeón del Mundial de Clubes. 


JEFFERSON LARA
Jefferson Lara, defensa.



En aquel año, en 2008, el equipo "albo" fue a Japón como el mejor de Sudamérica. En la final, Liga de Quito perdió contra el Manchester United de Cristiano Ronaldo. Lara no estuvo presente porque tenía una convocatoria en la selección Sub-20 de Ecuador ya que se alistaba para un Sudamericano, pero le queda en la memoria que perteneció a la gloriosa plantilla quiteña que enalteció al país.

JEFFERSON LARA FUE PASABOLAS DE LA ESPOLI 


El papá no quería que fuera futbolista. Era difícil para Jefferson hacer lo que le gustaba ya que no lo dejaban salir a jugar, recuerda. Su padre quería que primero terminara los estudios. Aunque Jefferson nunca desistió, siguió su propio camino y salió en la búsqueda de su sueño.

Se mantuvo vinculado al fútbol como sea. Por eso, se hizo pasabolas cuando tenía 12 años. Iba a los partidos de Espoli cuando hacía de local en Ibarra. Llegaba con horas de anticipación porque eran algunos niños que querían estar en la cancha. "Sólo elegían a ocho. Madrugaba para ir. Más iba cuando llegaba Liga de Quito, Deportivo Quito, Barcelona y Emelec", confesó Jefferson.

Hubo ocasiones que se quedaba sin lugar para ser pasabolas, pero él se trepaba las paredes del estadio para observar los partidos. La pasión lo desbordaba y no podía quedarse sin ver jugar a los equipos que llegaban a Ibarra.

SU PRIMER CLUB DE FÚTBOL


Cuando tenía 14 años se fue a escondidas para hacer las pruebas en la Espoli. Su amigo Junior Troya fue su compinche y ambos fueron a los entrenamientos en Ibarra, ciudad natal de Jefferson.  

Lara se quedó en el club. Así comenzó su historia en el primer equipo de fútbol de su vida. Estuvo un año. Sintió que quería seguir escalando peldaños y por eso decidió irse a Quito. Le había dicho a sus padres que se iba de vacaciones, pero era mentira. Otra vez se fue a escondidas para las pruebas y esta vez el reto era la Liga.

Él se quedó en la casa de Giovanni "Sombra" Espinoza, quien es su familiar. Lara pasó varios días intentando ganarse un lugar en el equipo y lo consiguió. Lo escogieron para la Sub-15. Su papá seguía reacio. La intención que tenía era que su hijo termine de estudiar. Jefferson necesitaba la aprobación de su padre porque era menor de edad. Pero entonces Espinoza se acercó al papá y lo convenció para que firme los papeles y lo dejara jugar.

"Mi papá es muy estricto. En la familia yo soy el mayor. Tengo dos hermanos y una hermana: uno de ellos es paramédico y también tiene una escuela de fútbol y el otro es futbolista y en este año jugó en el Leones de la Segunda Categoría. Además, mi hermana está estudiando en la universidad. Mi querida mamá está en la casa junto a papá", manifestó Jefferson.

DEBUTÓ EN EL MEJOR MOMENTO DE LIGA DE QUITO


Edgardo "el Patón" Bauza hizo debutar a Lara cuando tenía 18 años. El histórico técnico de los "albos" fue el que le dio el empujón en el profesionalismo. El defensa central disfrutó el gran momento que tenía el equipo. En las categorías juveniles de la selección de Ecuador se fijaron en él. Pasó por la Sub-15 y la Sub-20.

duelo pendiente de jefferson lara
Lara ganó varios títulos con Liga de Quito.



Jefferson destacaba como juvenil del club por su fuerte marca y eso lo sedujo a Bauza, quien le dio la oportunidad para que se mostrara. Lara quería aprovechar cada entrenamiento y cada minuto que tenía en el equipo porque aspiraba a consolidarse.  

Logró su debut en la Libertadores contra Libertad de Paraguay. Fue el único partido que disputó con el club. Se embriagó de títulos con los "albos". Lara, producto de su inexperiencia, no supo manejar todo lo que estaba viviendo y se descontroló: "Por mi juventud cometí cosas que no debí hacer", declaró. 

"Recuerdo que Néicer Reascos, Franklin Salas, Jairo Campos y Joffre Guerrón me hablaban y me hablaban y me decían que no salga, que me cuide. Yo ahí vivía solo. Entonces fui a vivir a la casa de Néicer por dos meses para que me cuide y que suba de nivel", confesó. Está arrepentido por lo que hizo. En Liga estuvo hasta los 20 años y después no ha logrado asentarse en la Serie A.  

LARA QUIERE VOLVER A LA SERIE A Y CONSOLIDARSE


El cuadro quiteño lo prestó en 2010 a la UTC. Posteriormente fichó por Aucas, Valle del Chota, Deportivo Azogues, Imbabura y llegó a Delfín en 2016. El elenco "cetáceo" estaba en la A y era dirigido por Fabián Bustos. Lara tuvo dos partidos con el equipo y pensaba que su carrera comenzaba a tomar vuelo. Sin embargo, despidieron a Bustos por malos resultados y asumió Diego Alarcón. 

"A Alarcón ya lo conocía porque estábamos en el Azogues y ahí tuvimos una fuerte discusión porque quería poner a un jugador que había traído. Yo le dije que el que jugaba debía hacerlo por méritos propios. Entonces justo cuando yo comenzaba a jugar en la A con Delfín, llega al equipo. Por la discusión que habíamos tenido anteriormente, ya no pude ser titular. Después sacó a algunos jugadores y entre ellos a mí", manifestó el zaguero de 30 años.

Desde ahí Lara no regresa a la serie de privilegio. Se quedó en la ciudad porque el Manta le abrió las puertas. Terminó la temporada en el cuadro "atunero" y se mantuvo hasta finales de 2017. Para el siguiente año lo fichó el Olmedo, en la B. En 2019 pasó al Anaconda y en este año subió con el Cumbayá a la Serie B.
 

jefferson lara defensa central
Jefferson Lara ascendió con Cumbayá a la Serie B.



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"Tengo la espinita de la Serie A. Quiero volver y demostrar que sí puedo. Con trabajo, esfuerzo y mucho sacrificio, sé que lo lograré", declaró. Se encuentra enfocado en su pequeña hija de cinco años y su señora. A diferencia de años anteriores, considera que ahora tiene una mentalidad madura, que sabe lo que debe y no debe hacer, y que por eso merece otra oportunidad.

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